jueves, 20 de septiembre de 2012


Hechicerías y curanderías en la Lima del siglo XVII. Formas femeninas de control y acción social

Alejandra B. Osorio

 

State University of New York en Stony Brook Departamento de Historia. Este trabajo examina las formas en que las mujeres de estratos populares de Lima colonial utilizaron l a magia, la curandería y la brujería para controlar, tanto su sexualidad como las relaciones sociales a su alrededor. Nos hemos detenido también a analizar cuáles fueron esas prácticas culturales y sus orígenes. El análisis de cómo estas mujeres enfrentaron sucesos de la vida cotidiana, tales como las normas sociales impuestas por la sociedad colonial, sus problemas amorosos, sexuales y de violencia conyugal, está basado en los testimonios contenidos en los juicios de extirpación de idolatrías llevados acabo en Lima durante el siglo XVII

 

. Este análisis me permite, además, reconsiderar argumentos desarrollados en los años 1970 y 1980, específicamente por los trabajos pioneros de  Elinor Burkett ( 1978) e lrene Silverblatt (1987), que trataron de explicar y entender la condición de las mujeres -indígenas especialmente- bajo el régimen colonial. Dichos trabajos nos dan las bases teóricas para el estudio de la mujer en el virreinato del Perú. Los modelos propuestos en estos trabajos han sido recientemente reconsiderados por Ann Zulawski ( 1990) para el caso de mujeres coloniales en el Alto Perú. Los casos limeños proporcionan interesantes contrastes a los ejemplos detallados por Zulawski, así como diversas similitudes con el caso colonial de la ciudad de México, analizado por Behar (1987). Ambos casos comparativos pueden ayudarnos a elucidar la realidad de la mujer colonial limeña, así como apuntar hacia nuevos horizontes en su estudio.

 

El estudio de la condición de la mujer en el Perú colonial

 

A fines de los años setenta y principios de los ochenta, Elinor Bukett e Irene Silverblatt publicaron estudios que proponían dos teorías o modelos opuestos, de la condición de la mujer bajo el dominio colonial español en ambos tomaron como referencia el impacto de la conquista española en cotidiana y en la conciencia de la mujer andina. En su trabajo sobre Arequipa Elinor Burkett (1978) desarrolla un modelo, que podríamos llamar de “aculturación urbana” de la mujer indígena y que se desprende de estudios llevados a cabo en la época de la esclavitud en los Estados Unidos. Para Burkett la conquista española habría tenido consecuencias positivas para muchas mujeres indígenas, ya que el colonialismo abrió nuevas oportunidades de trabajo, nuevos patrones de migración, nuevas relaciones sociales, y con ello nuevos estilos de vida. Algunos de los logros de estas mujeres indígenas y migrantes, estaban relacionados con ciertas ocupaciones desempeñadas por ellas, tales como las de empleadas domésticas y/o

como nodrizas en casas de españoles, lo que les permitió penetrar en el mundo del colonizador, aprender su idioma costumbres equipándolas con un conocimiento que les permitía un desenvolvimiento en el nuevo mundo colonial. Por otra parte, los no indígenas no tuvieron esa posibilidad, y dentro de este modelo sufrieron marginación, y tuvieron un menor

status que el de sus contrapartes femeninas en la sociedad colonial. A pesar de las ventajas, las mujeres coloniales en general fueron manipuladas por los criterios y necesidades de una clase dominante masculina que marcó las pautas del funcionamiento de la sociedad colonial. Burkett

EL TRIBUNAL DE LA INQUISICIÓN

Introducción
 
Recepción de una bruja. Cuadro de Tiers
Inquisición, institución judicial creada por el Pontificado en la Edad Media, con la misión de localizar, procesar y sentenciar a las personas culpables de herejía. En la Iglesia primitiva la pena habitual por herejía era la excomunión. Con el reconocimiento del cristianismo como religión estatal en el siglo IV por los emperadores romanos, los herejes empezaron a ser considerados enemigos del Estado, sobre todo cuando habían provocado violencia y alteraciones del orden público. San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobó la coacción y los castigos físicos.
Orígenes
En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produjo en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida de forma destacada contra la doctrina albigense. La doctrina y práctica albigense parecían nocivas respecto al matrimonio y otras instituciones de la sociedad y, tras los más débiles esfuerzos de sus predecesores, el papa Inocencio III organizó una cruzada contra esta comunidad.
Promulgó una legislación punitiva contra sus componentes y envió predicadores a la zona. Sin embargo, los diversos intentos destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron relativamente ineficaces.
La Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231, con los estatutos Excommunicamus del papa Gregorio IX. Con ellos el papa redujo la responsabilidad de los obispos en materia de ortodoxia, sometió a los inquisidores bajo la jurisdicción del pontificado, y estableció severos castigos.
El cargo de inquisidor fue confiado casi en exclusiva a los franciscanos y a los dominicos, a causa de su mejor preparación teológica y su supuesto rechazo de las ambiciones mundanas.
Al poner bajo dirección pontificia la persecución de los herejes, Gregorio IX actuaba en parte movido por el miedo a que Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano, tomara la iniciativa y la utilizara con objetivos políticos. Restringida en principio a Alemania y Aragón, la nueva institución entró enseguida en vigor en el conjunto de la Iglesia, aunque no funcionara por entero o lo hiciera de forma muy limitada en muchas regiones de Europa.
Dos inquisidores con la misma autoridad --nombrados directamente por el Papa-- eran los responsables de cada tribunal, con la ayuda de asistentes, notarios, policía y asesores. Los inquisidores fueron figuras que disponían de imponentes potestades, porque podían excomulgar incluso a príncipes. En estas circunstancias sorprende que los inquisidores tuvieran fama de justos y misericordiosos entre sus contemporáneos. Sin embargo, algunos de ellos fueron acusados de crueldad y de otros abusos.
Inquisición española
Diferente también de la Inquisición medieval, la Inquisición española se fundó con aprobación papal en 1478, a propuesta del rey Fernando V y la reina Isabel I.
Esta Inquisición se iba a ocupar del problema de los llamados marranos, los judíos que por coerción o por presión social se habían convertido al cristianismo; después de 1502 centró su atención en los conversos del mismo tipo del Islam, y en la década de 1520 a los sospechosos de apoyar las tesis del protestantismo.
A los pocos años de la fundación de la Inquisición, el papado renunció en la práctica a su supervisión en favor de los soberanos españoles. De esta forma la Inquisición española se convirtió en un instrumento en manos del Estado más que de la Iglesia, aunque los eclesiásticos, y de forma destacada los dominicos, actuaran siempre como sus funcionarios.
Auto de fe
La Inquisición española estuvo dirigida por el Consejo de la Suprema Inquisición, pero sus procedimientos fueron similares a los de su réplica medieval. Con el tiempo se convirtió en un tema popular, en especial en las zonas protestantes, por su crueldad y oscurantismo, aunque sus métodos fueran parecidos a los de instituciones similares en otros países católicos romanos y protestantes de Europa.
Sin embargo, su superior organización y la consistencia del apoyo que recibía de los monarcas españoles, descollando Felipe II, hicieron que tuviera un mayor impacto en la religión, la política o la cultura que las instituciones paralelas de otros países. Esta eficacia y el apoyo político permitieron a Tomás de Torquemada, el primero y más notable gran inquisidor, ejecutar por miles a supuestos herejes.
El gran inquisidor y su tribunal tenían jurisdicción sobre los tribunales locales de virreinatos como México y Perú, donde estuvieron más ocupados con la hechicería que con la herejía.
El emperador Carlos V introdujo la Inquisición en los Países Bajos en 1522, pero no consiguió acabar con el protestantismo. Se estableció en Sicilia en 1517, aunque no lo pudo hacer en Nápoles y Milán. Los historiadores han señalado que muchos territorios protestantes tenían instituciones tan represivas como la Inquisición española, por ejemplo el consistorio de Ginebra en tiempos del reformador francés Juan Calvino. La Inquisición quedó al fin suprimida en España en 1843, tras un primer intento, fallido, de los liberales en las Cortes de Cádiz, en 1812.
 
Inquisición en el Perú

Tribunal de la Inquisición en Lima

Esta institución religiosa fue establecida en el Perú, mientras el Virreynato estaba a cargo del Virrey Toledo, en el año de 1570. Se encargó de velar por el mantenimiento de la moral, y las bunas costumbres. Además de preservar la pureza de la doctrina cristiana.

El Tribunal se encargaría de perseguir incesantemente a los judíos que se habían asentado en territorio americano, huyendo de la Península. También el Tribunal se mostró bastante interesado en expandir su poderío sobre la vida privada de las personas, así, podían autorizar sanciones, para casos de bigamia, poligamia, hechicería, etc.

Lo mismo que controlar el aspecto cultural, ya que el tribunal fijaba que podía leerse en la época y que no, incluso confeccionó un catalogo de libros prohibidos para cualquier buen creyente, llamado “Índice”, el que era descubierto leyendo uno de estos libros prohibidos, era inmediatamente penado Los que eran considerados culpables, recibían diferentes tipos de castigos, podían ir desde el paseo del culpable por las calles portando el “sambenito”, especie de túnica, que mostraba el arrepentimiento y redención del inculpado. El sambenito era ciertamente humillante, pero llevar esta prenda por las calles era un castigo menor si lo comparamos con las penas mayores, como la pena de muerte, la hoguera , fue la más común.

Procesos contra mujeres

El siguiente artículo enfoca su atención en el tema relativo a la Inquisición y su accionar sobre las mujeres, durante el período colonial. Las mujeres fueron objeto de preocupación para el Tribuanl de la Inquisición, siendo las mismas culpadas y procesadas mayormente bajo los cargos relacionados a la "hechiceria" y "delitos sexuales". El blanco de la Inquisición , en lo que a materia de mujeres se refiere, fueron las llamadas Beatas

Durante las primeras décadas del siglo XVI, la mirada del Tribunal se centró en la búsqueda de los llamados "cristianos nuevos"(de orígen judío, en el proceso,numerosas mujeres fueron requisitoriadas por tratarse de familiares directos de los inculpados. Sin embargo, ya para el siglo XVII, la atención se concentró en la figura de las beatas, quwe fueron vistas como peligrosas al dogma cristiano.

Vale la pena acotar, que la Inquisición tubo una expandida jurisdicción, lo cual signinficó que esta poseía una autoridad implacable sobre casi todo el conjunto de la población, excepto los indígenas, quienes no podían ser acusados ante este Tribunal, ya que de los problemas acaecidos por los indios, existió otra instancia llamada Tribunal de Extirpación de Idolatrías. Contrariamente a lo que se había pensado anteriormente, los indios, pese a su status de "menor de edad", en la práctica, la Inquisición ha registrado testimonio de indígenas quienes sirvieron a manera de testigos. Las indias aparecen en los expedientes de la Inquisición, en gran parte de los casos bajo la acusación de hechicería, por otro lado también, la vox femenina aparece en los registros, para denunciar el delito de solicitación por parte de los curas. La solicitación consistía en la seducción que el cura ejecutaba con sus feligresas, contradiciendo sus propios principios de castidad.

 
Hechiceras y curanderas

Acorde con la historiadora María Mannarelli, el estudio de estos casos, en que las mujeres fueron señaladas como hechiceras, o beatas falsas, ha permitido crear un nuevo espacio para la reflexión histórica, al acceder a una serie de nuevas premisas, que delatarían que durante la época colonial hubo mujeres que en condiciones de restricciones, prejuicios y desigualdad, fueron capaces de crear una cultura propia, una forma de ser mujer, al margen de las trabas que la sociedad de la época estableció para ellas.

A lo largo del siglo XVII, en el Virreinato del Perú, fueron registrados 184 personas como acusadas de algún delito, de las cuales 120 fueron hombres y 64 mujeres, de éstas 49 fueron acusadas de hechicería. El origen étnico de estas mujeres, fue de lo más diverso, hubo desde españolas e indias, hasta mulatas, sambas o cuarteronas de mulatas, siendo un rasgo común, su procedencia social de extracción baja.
 
Cuadro de Bruja. Pintor anónimo. Perteneciente al Siglo XV
Algo importante en recalcar, es que las hechiceras realizaron su labor gracias a sus clientes (que fueron mujeres también). Las hechiceras se valieron de todo un arsenal para llevar a cabo en muchos casos hechizos de amor que sus clientas les pedían, utilizaron brebajes, muñecos, ídolos indígenas, así como la invocación al Espíritu Santo, etc. Es así como se observan una cierta continuidad y preservación del pasado prehispánico, ya que ellas se valieron de las huacas, lugares sagrados e ídolos indígenas para llevar a cabo su trabajo.
Sin embargo, los inquisidores, vieron en el uso de imágenes precolombinas, la presencia del diablo y por esto, se las acusaba. La mayoría de estas mujeres no aceptaban el pacto de las cuales se las acusaba, argumentaban que ellas podían curar enfermedades, y de esa manera se ganaban la vida.
Para las autoridades inquisitoriales, la presencia de estas mujeres significó un motivo de preocupación por doble razón, la primera porque de alguna manera en su actividad perduraban elementos precolombinos como los idolillos de barro, las imágenes pre-hispánicas, etc.; mientras que la segunda amenaza se reflejaba en el "pacto con el diablo", de esta manera contradiciendo el dogma católico. Hubo numerosos testigos de las hechiceras, que adujeron que ellas, no curaban las enfermedades, sino por el contrario, traían la muerte, la enfermedad y la locura.
Además acompañadas a estas acusaciones, se las acusó también de llevar una vida escandalosa caracterizada por el relajo de su sexualidad. El estudio de este tipo de temas históricos, nos demuestra un fenómeno que no se había analizado por mucho tiempo. Es cierto que las mujeres de la colonia vivieron en circunstancias de desventaja en comparación con su contraparte masculina, sin embargo, el análisis de este tipo de conductas femeninas, hace pensar que algunas de ellas lograron gestar una cultura propia, pese a las trabas que la sociedad de su época les imponía, nos da " una idea de lo que pudieron haber sido sus sueños, las expectativas y los dramas cotidianos de las mujeres en las sociedades coloniales latinoamericanas"(Mannarelli, 1999:41)
Fin de la Inquisición
El siglo XIX se inicia con las victorias de Napoleón quien corona a su hermano José en el trono de España. En diciembre de 1808 decreta la extinción del Tribunal de la Inquisición. Las cortes españolas que se oponen militarmente a Napoleón dictan una constitución liberal y en 1813 decretan la abolición de la Inquisición. En 1814, derrotado Napoleón y vuelto al trono el rey Frenado VII, restablece el Tribunal.
Mientras tanto, en América, la Asamblea del año Trece, a instancias de San Martín y de Alvear, decreta la eliminación de la Inquisición en Buenos Aires. Si la Asamblea tuvo que derogar la Inquisición, es prueba de que existía. A medida que las fuerzas independientes derrotan a los españoles, una de las primeras medidas siempre fue la eliminación del Tribunal. La abolición del Tribunal de Lima se produce en 1820, por orden de las cortes españolas, porque por pocos años vuelve a tener vigencia la constitución de Cádiz de 1812 que derogaba el tribunal. Pocos años después, Fernando VII vuelve a instaurar el tribunal en España, pero América ya era independiente, gracias a las victorias de San Martín y Bolívar. Los tribunales de la Inquisición no funcionaron más en toda América del Sur.
También en España, muerto Fernando VII, su sucesora, la regente María Cristina elimina el Tribunal de la Inquisición en el año 1834
 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

ÍNDICE :                                                                           
TÉCNICAS  DE  IMPROVISACIÓN BÁSICAS
1.- PROPUESTAS :
1.1.-Propuesta
1.2.-Propuestas  intencionales                                                         Pag. 1             
1.3.-Propuestas ciegas
1.4.-Dotar

1.5.-Divagar
1.6.-Lo  aburrido  es  interesante

2.-BLOQUEO:                                                                                      Pag.2
2.1.-Bloquear
2.2.-Bloqueo  por  temor
2.3.-Bloqueo  por  control
2.4.-Bloqueo  por  causar risa

3.-ACEPTACIÓN:
3.1.-Aceptar                                                                                              Pag. 3

4.-CONSTRUCCIÓN:
4.1.-Construir

5.-SUGERIR  Y  RECIBIR:
5.1.-PRESTA  ATENCIÓN  A TUS COMPAÑEROS
5.2.-Turnos                                                                                               Pag. 4
5.3.-Haz  silencio
5.4.-Conviertete  en  detective
5.5.-Construye  sobre esa propuesta                                                 Pag. 4          
5.6.-Narrativa
5.6.1.-P.R.O.L:
5.6.1.1.-Personaje
5.6.1.2.-Relaciones                                                                              Pag. 5
5.6.1.3.-Objetivo
5.6.1.4.-Lugar

5.6.2.-GANCHOS:
5.6.2.1.-Asociación  periférica
5.6.2.2.-Asociaciones  libres                                                               Pag. 6           
5.6.2.3.-Anagramas  perezosas
5.6.2.4.-Rimas
5.6.2.5.-Ganchos  en  las  propuestas


5.6.3.-VÍNCULOS:
5.6.3.1.-Víncular
                                                                                                                   Pag. 7
5.6.4.-REINCORPORACIÓN:
5.6.4.1.-Reincorporación


5.7.-ESTRUCTURA:                                                                                 Pag. 8
5.7.1.-P.M.F.U:                                                                                      
5.7.1.1.-P.M.F.U
5.7.1.2.-Principio
5.7.1.3.-Mitad
5.7.1.4.-Final                                                                                           Pag. 9
5.7.1.5.-Unión
5.7.1.6.-Principio – Establece en PROL
5.7.1.7.-Mitad –Encuentra  el  problema
5.7.1.8.-Final – Resuelve el  problema                                                   Pag. 9
5.7.1.9.-Unión – Resuelve todo  lo anterior
                                                                                                                      Pag. 10
5.7.2.-PROBLEMAS   BUENOS:
5.7.2.1.-Persigue  al  héroe
5.7.2.2.-Rompe  la  rutina                                                                       Pag. 11
5.7.2.3.-Pela  la  cebolla   
5.7.2.4.-Conflicto – Juega  a  perder
                                                                                                                      Pag. 12
5.7.3.-PROBLEMAS  MALOS:
5.7.3.1.-Meter  a los otros en aprietos
5.7.3.2.-Llave  inglesa
5.7.3.3.-Romper  el  personaje
5.7.3.4.-Comprometer                                                                                 Pag. 13

5.7.4.-EVITAR  LA  ACCIÓN:
5.7.4.1.-Evitar  lo inevitable
5.7.4.2.-Mantenerse  a  resguardo
5.7.4.3.-Cabezas   parlantes
5.7.4.4.-Irse  por  la tangente
5.7.4.5.-Callejón  sin  salida.                                                                     Pag. 14
5.7.4.6.-Rutinas
5.7.4.7.-Enseñar
5.7.4.8.-Problemas  porque 
5.7.4.9.-Conflictos  en  circuito
5.7.4.10.-Hacer  “gags”                                                                              Pag. 15

5.7.5.-ESTILO

domingo, 16 de septiembre de 2012

Teatro Medieval Español

          TEATRO MEDIEVAL ESPAÑOL

File:Juglar.jpg
Miniatura de unos juglares en las Cantigas de Alfonso X el Sabio. Los juglares protagonizaban todo tipo de espectáculos en la Edad Media, y son los antecesores de los posteriores actores profesionales.
El teatro medieval español es el conjunto de los textos y las prácticas teatrales medievales de los reinos que más tarde formarían España. Debido al carácter esencialmente efímero de la representación teatral, es difícil tener una información cierta del espectáculo teatral en la Edad Media.
Uno de los principales problemas del estudio del teatro medieval español, y europeo en general, es que en la Edad Media la noción de teatro tal como la entendieron las civilizaciones griega y romana es olvidada. No será hasta finales de la Edad Media y el Renacimiento cuando la idea del teatro como representación de un texto dramático, que es la que ha pervivido hasta la actualidad, vuelva a generalizarse. Por ello, lo que encontramos en la Edad Media son una serie de prácticas espectaculares, muchas de ellas centradas en la figura del juglar, que no se corresponden del todo con la idea moderna de teatro. Por este motivo, algunos autores prefieren hablar de «teatralidad medieval» para referirse a ese conjunto de prácticas escénicas y representativas en el que progresivamente irá dibujándose el teatro tal como lo conocemos. En opinión de Miguel Ángel Pérez Priego,
Al abordar, pues, el estudio del teatro medieval, habrá que partir de un concepto amplio de teatralidad, concepto que abarque tanto los puros textos dramáticos como los distintos espectáculos y ceremonias que son portadores de un cierto índice de teatralidad y de los cuales tenemos noticia a través de documentación diversa.[1]
Como en el resto de Europa, en los reinos peninsulares el surgimiento del teatro medieval aparece ligado a las prácticas litúrgicas de la Iglesia. En concreto, parece ligado a la celebración de la misa, que antes de que se excluyera de ella a los legos, presentaba un desarrollo esencialmente dramático.[2] Aunque no han sobrevivido documentos directos que expliquen la relación del clero con la evolución de las representaciones, sí han llegado testimonios indirectos de esa vinculación. Por ejemplo, las Siete Partidas del rey Alfonso X de Castilla se refieren a este hecho y reprenden a los clérigos que participan en espectáculos profanos y les aconsejan qué tipo de representaciones son legítimas para un sacerdote:
Los clérigos [...] non deben ser facedores de juegos por escarnio porque los vengan a ver las gentes cómo los facen [...] nin deben otrosí estas cosas facer en las eglesias, ante decimos que los deben ende echar deshonradamientre sin pena ninguna a los que los fecieren[...] pero representaciones hi ha que pueden los clérigos facer, así como de la nascencia de nuestro señor Iesu Cristo.
Alfonso X, Siete Partidas, I, título VI, ley XXXIV.



EL DRAMA LITÚRGICO
La adoración de los pastores, de Hugo van der Goes. Se cree que puede tomar elementos prestados del Officium pastores: por ejemplo, los profetas Isaías y Jeremías levantan unas cortinas para desvelar la escena, de manera teatral.
Artículo principal: Drama litúrgico.
En el contexto de la misa surgieron los llamados tropos, textos breves cantados en forma de diálogo, nacidos en torno al canto del Aleluya, que comenzaron a ser acompañados por música en algunas de las más importantes fiestas litúrgicas, sobre todo la Pascua y la Navidad. Se cree que los tropos nacieron en el siglo IX, en el Abadía de San Galo (Suiza) y de ahí se difundieron por Europa.[3] Los tropos serían el embrión del que nacería el drama litúrgico, cuando se pasó de cantar simplemente el breve texto a acompañarlo de una pequeña representación alrededor del altar. Eran los propios oficiantes de la misa quienes hacían estas pequeñas representaciones, en las que incluso se utilizaban los mismos objetos usados en la liturgia, con lo cual se aprovechaba su valor evocativo y simbólico. Además de esta vinculación con la liturgia que le da a estas pequeñas representaciones un carácter sagrado que las protege de las críticas hacia el teatro frecuentes entre los Padres de la Iglesia y los moralistas medievales, se percibe en estos drama litúrgicos una vocación ejemplificadora y didáctica que supone el uso de la mímesis y la existencia de un destinatario.[4]
Las primeras representaciones de este tipo de que nos ha llegado noticia son las del llamado Quem quaeritis? o Visitatio sepulchri, relacionadas con las celebraciones de la Vigilia Pascual, que dramatizaban la visita de María Magdalena y otras mujeres a la tumba de Jesús, donde descubren que este ha resucitado. El Quem quaritis? se desarrolla por toda Europa occidental en los siglos X y XI. La primera noticia de este drama litúrgico en la Península Ibérica está en unos breviarios de finales del siglo XI del monasterio de Santo Domingo de Silos. Además del Quem quaeritis?, otros dramas litúrgicos de la época son:
  • El Officium pastorum, que representa la adoración de los pastores al niño Jesús y supone la representación más antigua relacionada con la Navidad.
  • El Ordo stellae, relacionado con las visita de los Reyes Magos o Epifanía.
  • El Ordo prophetarum, representación en que los profetas del Antiguo Testamento anuncian la venida de Jesucristo. En ocasiones se añaden también las figuras de Virgilio y la Sibila.
  • La Depositio, dramatización de la deposición del cuerpo de Jesús en el sepulcro el día de Viernes Santo.
Según Alan Deyermond, todos estos dramas litúrgicos en latín generales en Europa se hallan bien documentados en Cataluña, pero no nos ha llegado ninguna documentación de su desarrollo en Castilla. En el resto de reinos peninsulares hay algunos restos de ellos, como un Quem quaeritis de Santiago de Compostela, un Officium pastorum de Coímbra y algunas referencias del reino de Aragón. Para este autor, la abundancia de estas piezas en Cataluña se debe al influjo político y cultural de Francia en esta zona. El escaso desarrollo del drama litúrgico en latín en Castilla se debería a la influencia que en este reino ejercían los monjes cluniacenses, orden que, al parecer, no estaba interesada en el desarrollo del drama.[5]
Una pieza que sí parece haber tenido una fortuna general en la península es el llamado Cantus sybillae o Iudicium signum, que se habría desgajado del primitivo Ordo prophetarum y habría desarrollado una vida propia, con textos tanto en latín como en lenguas vulgares. En él, la Sibila profetiza la llegada del Juicio Final. Se desarrolló particularmente en los territorios de lengua catalana: se conocen versiones en Barcelona, Valencia, Montpellier, Palma de Mallorca, Lluchmayor, entre otros. También se dio en territorio castellano: las más famosas fueron las de Toledo, Córdoba y León.[6]






 EL AUTO DE LOS REYES MAGOS

File:AutoReyesMagos.jpg




Página del códice toledano en que comienza el Auto de los Reyes Magos.
Artículo principal: Auto de los Reyes Magos.
El Auto de los Reyes Magos es el más antiguo texto teatral conservado en lengua romance de la Península Ibérica. Es, además, el único texto dramático conservado en castellano anterior al siglo XV. Asimismo, es el único Ordo stellae conservado en toda la península.[7]
Se cree que fue compuesto a finales del siglo XII, por un autor de Toledo. El texto está escrito en un castellano plagado de influencias de otras lenguas, sobre todo romance mozárabe y gascón. Hay opiniones discordantes entre la crítica acerca de cuál es la lengua que influye principalmente y, en consecuencia, sobre cuál sería el origen del autor o del escriba que copió el manuscrito conservado: Rafael Lapesa se inclinó por una procedencia gascona; José María Solà-Solé defendió una influencia básicamente mozárabe y Maxim Kerkhof, catalana.[8]
El texto conservado consta de 147 versos pareados que presentan a Gaspar, Melchor y Baltasar siguiendo la estrella que los conducirá hasta Belén y yendo a hablar con el rey Herodes. Se trata, por ello, de un ordo stellae que se debía celebrar en la Catedral de Toledo -donde estaba el códice en que se ha conservado- con ocasión de la Navidad.

EL DRAMA RELIGIOSO
A partir del siglo XIII y sobre todo en el siglo XIV empiezan a surgir formas dramáticas nuevas igualmente ligadas a la religión pero distintas del antiguo drama litúrgico, conocidas como dramas religiosos. A diferencia del drama litúrgico, estrechamente vinculado al desarrollo de la liturgia e interpretado por los propios oficiantes, el drama religioso se independiza de la misa. A medida que a las representaciones se van añadiendo elementos más populares y se van haciendo más largas y con mayor riqueza de movimientos, van siendo desplazadas desde el altar a otras zonas del templo, hasta llegar en ocasiones al atrio y, posteriormente, al exterior de la iglesia. El surgimiento de este nuevo tipo de drama tiene que ver con el nuevo impulso que la Iglesia da a la tarea de evangelización y difusión de los ejes centrales de la doctrina cristiana. Este impulso está relacionado con el surgimiento de dos nuevas órdenes religiosas, las llamadas órdenes mendicantes, las más importantes de las cuales fueron los franciscanos y los dominicos. Esto también hizo que en el nuevo tipo de representación dominase totalmente el uso de la lengua romance, frente a la convivencia de latín y romance en los dramas litúrgicos.
En muchas ocasiones son representaciones promovidas por las autoridades civiles de los municipios, si bien su temática seguirá siendo religiosa. En estos casos, se desarrollará en las calles y plazas del lugar. También existen dramas religiosos que tienen lugar dentro del templo, vinculados a las celebraciones religiosas. En ambos casos se trata de representaciones más desarrolladas que las del drama litúrgico, más extensas, con la participación de actores contratados por la iglesia o el municipio.
Tanto en las representaciones urbanas como en las que se desarrollan en la iglesia, el espectáculo suele tener lugar en unos espacios escénicos comúnmente llamados mansiones, una especie de plataformas o catafalcos decorados con elementos escenográficos. Las dos mansiones más habituales eran las que representaban el cielo y el infierno. En las representaciones dentro de los templos adquirirá también importancia la dimensión vertical, apareciendo una serie de máquinas teatrales que permitirán los vuelos y las elevaciones de personajes. El aparato de este tipo más usual en los siglos medievales fue la llamada nube, una estructura de madera de forma esférica, colgada de una cuerda, que se abría, dejando ver en su interior a un personaje, generalmente un ángel u otro ser sobrenatural. Una de las nubes más famosas es la llamada magrana (granada, en valenciano) del Misterio de Elche.[9]





Momento de la representación del Misterio de Elche, único drama medieval cuya representación ha llegado sin interrupción hasta la actualidad, en el que se ve el funcionamiento de la magrana
Ejemplos de dramas religiosos son los llamados misterios, el más famoso de los cuales es el Misterio de Elche, celebrado desde el siglo XV en Elche, al sur del Reino de Valencia. Otro tipo de representación que gozó de gran éxito en toda la Península fueron las dramatizaciones relacionadas con la fiesta del Corpus Christi. En las procesiones del Corpus salían unos escenarios móviles semejantes a las mansiones, llamados generalmente rocas, sobre los cuales se representaban diversas escenas de temática religiosa de manera itinerante por las calles de la ciudad. Estas representaciones son el germen de los posteriores autos sacramentales, nacidos en el siglo XVI y que llevarán a la fiesta del Corpus a su mayor espectacularidad en el siglo XVII, de la mano de Calderón de la Barca.
Es en el siglo XV, y en el contexto del drama religioso, cuando volvemos a encontrar textos teatrales conservados en castellano. Uno de ellos es el llamado Auto de la pasión, atribuido a Alonso del Campo, capellán de coro de la Catedral de Toledo, datado entre 1486 y 1499. Según Alberto Blecua, Alonso del Campo se basó en una antigua Pasión toledana perdida, tal vez del siglo XIII, dentro de una tradición muy consolidado de teatro con motivo de la Pasión.[10] Otros textos castellano conocidos son la Representación del nacimiento de Nuestro Señor, de Gómez Manrique o el anónimo Auto de la huida a Egipto.

EL TEATRO CORTESANO
Los ambientes cortesanos y aristocráticos son otro de los focos de donde irradia la teatralidad medieval. Los espectáculos y diversiones propios del estamento nobiliario, que está en la cúspide de la sociedad estamental medieval, desarrollan paulatinamente una cualidad teatral que da lugar al llamado teatro cortesano, que alcanzará un gran esplendor en los siglos posteriores. Según Miguel ángel Pérez Priego,
Los palacios del rey y de la nobleza son el otro foco principal de producción teatral. Hay en las cortes principescas del otoño de la Edad Media una fuerte tendencia a la teatralización de casi todos los sucesos de la vida diaria. Con motivo de los más distintos acontecimientos y ocasiones se organizan desfiles, danzas, juegos, torneos y espectáculos diversos, en los que se concede especial importancia al artificio visual, a la música y al vestuario.
El espectáculo teatral, o parateatral, más característico de los ambientes cortesanos de finales de la Edad Media fue el llamado momo. En los momos intervenía toda la corte, desde el rey o el señor de ese círculo cortesano hasta los más modestos sirvientes. Solían celebrarse dentro de un marco festivo más amplio: tras los torneos y justas que tenían lugar durante el día, se organizaba un momo después de la cena en la sala del palacio. Los elementos del momo eran la música, la danza, disfraces, atuendos extraordinarios, y usualmente se recitaba en ellos algún texto poético en forma dialogada. Solían acabar con un baile en que el vencedor de los torneos del día bailase con la dama principal.
Las referencias a los momos se hacen frecuentes hacia mediados del siglo XV. Algunos de los pocos textos de este tipo que nos ha llegado son los de los Momos al nacimiento de un sobrino suyo de Gómez Manrique y los Momos en la mayoría de edad del príncipe Alfonso, del mismo autor.
Otro tipo de representaciones vinculadas a la corte eran las que se organizaban con ocasión de las coronaciones, matrimonios, etc. de los monarcas. Una de las mejor conocidas es la que tuvo lugar en la coronación de Fernando de Antequera como rey de los distintos territorios de la Corona de Aragón, que tuvo lugar en Zaragoza en 1414. Se tiene una completa descripción de este espectáculo gracias a la Crónica de Juan II de Álvar García de Santa María. Se trató de una representación alegórica en la que intervenían los pecados y las virtudes, que se abría con la aparición de un ángel y acababa con la visión de una figura de la muerte. Aunque no hay seguridad sobre su autoría, se atribuye habitualmente a Enrique de Villena. La crónica no incluye el texto completo, solo un fragmento recitado por el ángel, traducido al castellano, pues se cree que el texto original estaría escrito en catalán.[12]
Como se ve en el ejemplo de esa fiesta de coronación, muchas veces no existía una frontera clara entre el teatro cortesano y el drama religioso, y representaciones de tipo religioso eran también habituales en los medios cortesanos medievales.

EL TEATRO UNIVERSITARIO





Frontispicio del códice llamado Terence des Ducs, que contiene obras del latino Terencio. Se observa en él la errónea concepción medieval del teatro latino: en la parte inferior, el autor entrega sus obras a otro personaje quien, en la parte superior, las recita en el centro de un circo.
En la Edad Media se perdió de manera generalizada el recuerdo sobre la manera en que se representaba el teatro griego y romano. Aunque algunos textos dramáticos clásicos sobrevivieron a la caída del Imperio Romano, no había una idea clara sobre qué eran esos textos o la manera en que se representaban. En el siglo VII, por ejemplo, el sabio hispano-visigodo Isidoro de Sevilla, en el libro XVIII de sus Etymologiae, cuando habla del teatro, cree que en los antiguos teatros griegos y romanos los autores leían sus comedias y tragedias mientras unos mimos bailaban e imitaban las acciones leídas por el autor. Es también conocido el caso de Averroes, quien, al enfrentarse a la traducción al árabe de las obras de Aristóteles, no supo, cuando llegó a la Poética, cómo interpretar los términos comedia y tragedia que allí aparecían, y creyó que las tragedias eran panegíricos y las comedias, sátiras.[13]
A pesar de esto, algunos textos dramáticos clásicos continuaron copiándose en los scriptorium monacales medievales y, más tarde, fueron estudiados y comentados en los estudios generales y sus sucesores, las universidades. En particular, Terencio fue el comediógrafo latino más presente en la Edad Media. Sus obras se utilizaban en las clases de retórica y gramática latina, dos de las partes del trivium, como libros de texto. Además, los alumnos en ocasiones debían componer textos dialogados como ejercicio. Como consecuencia, surgió en las universidades medievales una tradición de comedias en latín según la pauta de la comedia de Terencio, conocidas como comedias elegíacas. Se trataba generalmente de un teatro pensado para ser leído, no interpretado, dado que se había perdido la idea de la relación entre los textos latinos que servían de modelo y la representación escénica.
Aunque las comedias elegíacas se escribían mayoritariamente en latín, esta tradición influyó en la creación de la obra maestra del teatro universitario tardomedieval español, la Celestina, cuyo autor, Fernando de Rojas, estudió en la Universidad de Salamanca, donde entraría en contacto con esta tradición. La otra influencia de tipo teatral que pesa sobre La Celestina es la de la comedia humanística que llegaba de la la Italia del Humanismo.