domingo, 5 de agosto de 2012

ENERGÍA  ANDRÓGENA  TEATRAL

Desde los últimos meses de 1,936, la vida y obra de Federico García Lorca suscitaron un interés excepcional. No puede desconocerse que el trágico fin del poeta, con todas las lamentables circunstancias, implicaciones, complicaciones y complicidades que lo hicieron posible, contribuyó al lanzamiento, a nivel universal, de su obra, de manera que de que se publicó entonces, sobre todo, centenares de artículos periodísticos, se debía mas u su condición de poeta asesinado que a su obra en sí misma.
Por otro lado, volviendo a su teatro, éste cada vez más, cómo han señalado los críticos, será más directo y eficaz, más hondo y de más sobria belleza, todo lo cual, no dejará de estar aparentado hasta el final de su poética: “Una sobriedad  expresiva que se plasmó en un lenguaje sentencioso, breve y firme a la vez, con estructura similar al del refranero. Claro está que esa sobriedad no fue llevada hasta las últimas consecuencias, porque Lorca sabía muy bien que la palabra se transfigura en escena, de tal modo que frases que en la lectura parecen afectadas se cargan de patetismo y de especial significación en los labios del personaje, enmarcada en  su lugar natural. El escenario”.
Cabe ahondar un poco más en lo que significó el teatro en la producción lorquiana, el que que como se sabe, transcurrió por diversas etapas, desde un romanticismo de matiz lirico y melancólico hasta los dramas de tema popular, los críticos respecto a la teatralidad poética de Lorca han dicho lo siguiente: García Lorca era que nada poeta y al construir el teatro procedía de acuerdo a lo que era en primer término: los valores sustanciales del teatro de García Lorca son poéticos, aún cuando sean , también dramáticos. Es lógico que así sea, pues ése teatro llegaba desde la poesía. Por eso su autor no se ajustó a las normas escénicas aceptadas ni a las exigencias propias de los géneros tradicionales, porque no escribía el teatro por el teatro, sino el teatro por la poesía.
A continuación acercándose cada vez más a su poética y al análisis correspondiente de ésta, cabe referir que estará enmarcada, por varios temas y mitos, de carácter tectónico y cosmogónico, eminentemente. Estos últimos transversales a su obra en general, done aquel que más resalta es el andrógeno, devenido de los textos griegos clásicos ya presentes en Aristófanes, de igual modo, in presentía, en textos como los diálogos platónicos en incluso  algunos de índole cabalística, vinculados directamente a las relaciones homo-erótica, que innegablemente se corresponden con la biografía y condición de García Lorca, que dejó plasmada en su literatura. En lo que respecta aquel mito éste pertenece a los del bastión del arquetipo del inconsciente colectivo de la humanidad, pero la principal fuente en la que se basa es la que señala Francisca Fernando de los ríos, su hermano. Lorca conoció los diálogos platónicos en la época en que frecuentaba la facultad de leyes de Granada.
También reseñaré lo  que ha referido Rafael Martínez Nadal, estudioso de la obra lorquina, quien nos hace resonar los ecos, en sus términos, de la indagación y revisión de algunos diálogos socráticos, sobretodo, aquellos de índole más pasional y sentimental. “Que en la obra de Lorca se perciban temas de ecos platónicos no debe extrañarnos; el problema del uno, de la unidad, de la reunión de mitad le preocupó siempre, sobre todo en la época en que se leía o se releía los Diálogos socráticos. El problema, lo enfocaba claro es como poeta. Recuerdo a éste propósito una conversación a primera vista tan poco apropiada como la galería del café El Alcázar de Madrid, en las primeras horas de una madrugada, poco después de la publicación del Romancero Gitano. Si el uno es la perfecta fusión de dos mitades, me decía, los hombres somos selvas de mitades en eterna búsqueda  de la imposible unión. El amor es el ansia constante de llegar al uno, pero si existiera el uno sería la negación del amor. Morimos solos como mitades solas.
Si bien se ha mencionado el mito del andrógeno, cómo característica definitoria de la poesía lorquiana, no se ha profundizado en los escritos de Aristófanes sobre aquel tema, el que como sabemos no era de carácter divino, sino que más bien en éste caso, se correspondía con los orígenes ismos de la humanidad, allí Aristófanes cuenta que, en un principio, tres eran los sexos de los hombres, no como ahora, macho y hembra, sino que además había un tercero, común a éstos dos, del cual perdura aun el nombre, aunque el mismo haya desaparecido. El Andrógeno, que participa de uno y otro sexo, es decir la naturaleza humana, estaba compuesta de tres tipos: el hombre doble, la mujer doble y el andrógeno. Cómo acotación también se aprecia la figura del adameva, perteneciente al origen primordial de la raza humana y previo a la separación del los sexos, pero en la tradición judeo-cristiana, que también confluirá en la poesía de Lorca.
Por otra parte conforme a las referencias existentes y preexistentes a la mitología que aborda  Lorca, se dijo y apunto sus basamentos en Platón, sin embargo, la alusión a aquel mito, será ante todo de índole amorosa, para explicar stricto sensu, en el caso de Lorca, su homosexualidad. En El Banquete, Platón se sirve del andrógino, para desarrollar su teoría sobre el amor. Como bien sostiene Monneyron, no se trata de una cosmología tendiente a explicar el origen del hombre sino una tentativa de legitimización y una proyección de diferentes formas de erotismos posibles. Este aspecto tiene que haberle interesado profundamente a Lorca en un momento que estaba tratando de llevar a escena, en El Público, un amor que  no fuera el aceptado socialmente amor heterosexual.
Se podría, desde otro ángulo hablar de una poesía mítico-teogónica en García Lorca, que ya hemos vista expresada y que como establece la crítica, el poeta granadino es capaz de transformar en mito todo lo que toca, una suerte de Rey Midas de la poesía-mítico-simbólica  y como es intrínseca a su personalidad poética no puede dejarla de lado en ninguna época y ningún género. El teatro y la prosa pueden ayudar a comprender alguna de sus poesías, aunque también su prosa es mítica y poética. Pareciese que la Androginia fuese unívoca, no obstante, es tan así, pues no existe un solo tipo de andrógeno, sino que una multiplicidad y variabilidad de ellos. U otras variantes de la androginia, como son el mito del narciso o el incesto como el medo de unión de lo que procede del mismo huevo(o vientre). Con respecto al mito de narciso, se trata de hallar la mitad faltante en el reflejo de uno mismo. Lorca tiene dos poemas en canciones dedicadas a éste mito que se relaciona con el tema del desdoblamiento y también con la Androginia.
Otra forma de concebir la androginia, está fundada en la tradición bíblica, en la que subsume a una perfección espiritual, pues se mantiene un equilibrio armónico de lo femenino y masculino, lo que nos conlleva a una trascendencia, de suma importancia espiritual para el judeo-cristiana. Esta fusión, primero sexual, será a todas luces íntegra como lo vemos en ésta cita de la Carta a los Romanos de San Pablo. En éste contexto, apoyados en San Pablo y en San Juan, la androginia está en las características de la perfección espiritual, como camino de la trascendencia.  
             Por otro lado, volviendo a su teatro, éste cada vez máss, como han señalado los críticos, será más directo y eficaz, más hondo y de más sobria belleza, todo lo cual, no dejará de estar

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